Confesionario Digital

martes, 28 de febrero de 2012

Y qué Domingo...

Pollo acuático
Y todo empezó con un camino tan conocido desde hace años para mí... ¿Cómo se puede tardar en hacer un camino de 1h en 1h 45m? Añadámosle una "L" a la bandeja del coche... y tendréis dicho resultado... Todo el mundo que ha tenido coche propio ha sentido ese "miedo" a que le pase algo cuando otra persona lo conduce... Y sigo diciendo... Añadámosle una "L" y tenemos el pedazo de nudo en el estomago... ¡Ay pobre de mi niño! Podemos también añadirle un pequeño fallo en el embrague y ya tenemos el pack completo para que el recorrido se convierta en un autentico pánico a que parta el embrague y nos quedemos tirados... Por que se la pegue con algún coche... Y por que cuando cambia de marchas se cree que el volante va con el y pega un pequeño bandazo a mano Izq ( Véase: Hacia donde vienen los coches de cara... ) Pero por el resto... Un viaje más hacia una comida supuestamente tranquila en la que acabas teniendo a 15 niños poniéndote la cara para que los maquilles por que van de pitufos. Resultado: Las manos completamente llenas de pintura azul...

Sin embargo, desde que me levanté por la mañana sólo podía pensar en que esa tarde era mía, que estaría donde quiero estar, tranquila, como me hace tanta falta siempre... Con el pequeño monstruo en potencia, pero bueno... Se le termina pillando mucho cariño al condenado Pollo... Así que después de comer y "pegarme" con los “cierra la boquita y los ojitos fuerte y no los abras hasta que te diga, que te comerás la pintura”, salía en un coche con dos peludos camino de mi destino, en el que llevaba desde que abrí los ojos pensando. Y llegué. Primeras palabras: “que macarrilla estás hecha”. ¡¿Por qué?! ¿¡Por que llevo un coche con defensas, rojo, fundas, alerón pequeñito, la música a tope, la ventanilla bajada y las gafas de sol puestas?! Psé... No hay derecho...

Presentación oficcial: el Pincho ha creído que el Pollo va a ser muy grande para meterse con el, así que le rosmamos un par de veces pero no mucho más por si acaso abre la boca y se le da por cerrarla con él dentro. Y así vamos caminando hacia el río. A mitad de camino para que divisemos el río, el Pollo desaparece.

- Verás... cuando lleguemos estará en el agua ya...

Lo raro hubiese sido que no fuese así... Y, evidentemente, no he fallado. Busco, busco, busco... ¡OH! ¡Una pelota en el río! Ala... Mía... Si es que este perro debería de ser de la brigada canina de desapariciones; encuentra lo que no se puede encontrar. El Pincho detrás del Pollo acuático: bajo, no bajo... ¡AY que me mojo! Mejor no bajo... Con ganas de meterle la patadita en el culo para que vaya de morros... Así que, evitando mis tentaciones de niña cabrona, miro a mi derecha: la miro. Agarro su mano y seguimos nuestro camino. Unos metros más adelante cruzamos un puente de piedra. Por norma general, los puentes se utilizan para cruzar los ríos. En este caso, la versión Pollo es que el río se utiliza para cruzar el puente, pelota en boca incluida...

Seguimos paseando mientras vamos agarradas de la cintura. Qué bien me siento en este momento... Pero todo lo bueno, con el Pollo al lado, parece que pasa mucho más rápido. Zas. ha pasado corriendo pegado a mi pantalón... ¡Toma agua bendita! Nos reímos, pese a mis ganas de meterlo en el río y que no salga más. Seguimos caminando. Después de bastante recorrido, el Pollo ha decidido que es muy cansado llevar la pelota, así que la deja por ahí tirada para que otro la encuentre. Dentro de un rato se aburrirá de nuevo y empezará a sacar palos; eso si no encuentra otra pelota, botella o similares...

Cuando ya hemos dado la vuelta, después de un buen rato de caminata, decidimos volver a cruzar el río y volver por su otra orilla. El sol se irá en nada y empezará a refrescar. Debo puntualizar que adoro a mi chica, pero no me ha traído agua y estoy muerta de sed, así que llevo un rato diciendo que voy a beber del río y me mira un poco mal aún que lo niegue. ¿Me querrá besar después? Espero que sí...

- ¿Nos sentamos un poco antes de seguir?
- Claro. 

Veo como se para y la observo. Empieza a quitar la toalla cuando ya sabe dónde va a ponerla y pienso: “pobre ilusa, con este par de monstruitos no durará ni dos segundos como no acomode el culo ya”. Entonces se lo digo; me da la sensación de que no ha entendido lo que he dicho y me la veo "discutiendo" con Nasha, que está intentando robarle su trozo de toalla. Si es que los conozco. Los conozco... Evidentemente, yo ya tengo mi don culo bien sentado (años de experiencia...). Después de un apasionante "la toalla es mía" ha conseguido sentar su culo y empieza a quitar cosas. Hay que ver como es... No se acuerda de traer ni un poquito de agua (ya le podía dar uso a la cantimplora que siempre me cae en los pies...) y va y se trae ensaimadas y panes de maíz inflado de esos blancos que no saben a nada. Si es que en el fondo es una golosa.

- ¿Quieres?
- No, gracias.
         - ¿Segura?
         - Claro.

Si es que no tengo hambre... Tengo mucha sed. Pero nada... Yo a mi vicio... Me voy a fumar un cigarro, que son horas. Es curioso, cuando está fumo menos. Es buena hasta para mi salud... Evidentemente, mientras come, tiene 4 ojos mirándola. Faltan los otros dos que están mirando los palos del río y no tarda mucho en traerse uno, todo empapado. Se sacude a nuestro lado y nos pone perdidas. Bueno... Un poco más no se nota... El Pincho refunfuña de nuevo. Lógico, yo también lo haría. El pobre, para no haberse metido en el agua, está empapado de las sacudidas del Pollo.

Pasan unos minutillos de nada y el Pincho está sentando mirando las hojas que caen, Nasha se está limpiando las patitas al sol y... Los ladridos son del Pollo. Ya se aburre, ¡qué raro! Así que ni corto ni perezoso se va a mirar qué lleva la niña en la bolsa. La ha puesto perdida. Después del coscorrón en la cabeza se planta enfrente nuestra, sin otro propósito que hacer una trampa mortal. Empieza a cavar. El Pincho está un poco en las nubes y va pasando por detrás de sus patas, así que lo está dejando como cuando echas espuma a un árbol de navidad, pero en versión tierra. Una trampa mortal de 20 de ancho por 40 de largo y 10 de fondo aproximadamente. Y yo pienso: madre, antes de irnos hay que taparla. Primer accidentado en su pedazo de trampa de última generación: El Pincho. Al ir detrás de él para olfatearle el culo, no se ha dado cuenta de que el suelo no estaba y ha metido la patita: un traspié... Eso le pasa por mirar hacia el culo del Pollo y no por donde va.

Bueno... La niña se acomoda sobre mis piernas, de lado, estirada. Le doy un beso en el pelo como tantas otras veces y... ¿¡Otra vez está aburrido?! Vuelve a ladrar.

- ¿Seguimos? Que este ya se aburre.
- Claro...

Le echo al Pollo una mirada asesina por cortarme mi momento y me levanto con la certeza de que en cuanto lo haga alguno se irá a por la toalla. Dicho y hecho: las 4 marcas de las patas del Pollo en cuanto me he levantado y la nueva pelea a lo "quitate, que tengo que guardarla". Sonrío pensando en que Nasha le hará eso muchísimas veces y que al final aprenderá, como con los años lo he echo yo. Consigue guardar las cosas y emprendemos de nuevo el camino, no sin antes verla decir que parece un perro cuando con los pies intenta tapar la trampa mortal que ha creado el Pollo.

Casi llegando a casa, descubre que tiene un perro que es un poco/bastante cobarde. El pobre Pincho no quiere ir por un sitio que no debe conocer. El Pollo y Nasha como si les das piedras por donde caminar... Y llegamos al trozo de su finca. La miro, pienso en cómo teníamos de cuidada la finca de la casa de Culleredo, me parece que es una pena que no lo esté para poderla disfrutar y miro el Kiwi: habrá que podarlo.

Llegamos ya al coche, me pongo a sacar las toallas y a secar a los peludos para poderlos meter e ir a llevarlos. Me meto en el coche... ¡Uff, cómo huele a perro mojado!

- Abre la ventanilla que así airea un poco anda...

Al poco rato miro por el retrovisor y el Pollo ha caído en estado de OFF...

- Esta noche dormirá bien- me comenta.

Pues sí, lo hará. Llegamos, dejo al peludo con el señor del bigote y nos vamos. Quiero una ducha a su lado, por favor... Pero saliendo del pueblo... ¡Mierda, se me ha olvidado dejarles la correa! Vuelta a donde el señor del bigote a dejarle la correa del bicho. Y ahora sí... Quiero una ducha con ella, lo suplico. Llegamos a casa y ¡bien, la madre no está! No nos apetece hacer cena pero hay hambre. Así que después de indagar un poquito, nos decidimos por pedir una tortilla y unas croquetas variadas al Teletorti¡ya!

Bien... Listo... Nos traen la cena en 45 mins; la bañera está preparada... ¡Al agua! Um... ¡Que bien se está con ella entre mis brazos! ¡Ring, ring! ¿Um? ¿¡Quien osa perturbar mi tranquilidad?! Sale corriendo de la bañera. ¡Oh, la madre viene a por pan de Cea exclusivamente para el niño! Si es que no habrá más pan... ¡Y no tendrá llaves, por dios! Se va y vuelve a la bañera conmigo. Ains... Vuelvo a estar tan a gusto... Me está masajeando los pinreles. Ummm... ¡Ring, ring! ¡¡Pero me cago en...!! Y mi gatito vuelve a salir de la bañera a toda prisa: es el repartidor de Teletorti¡ya! ¿¡Por que te dicen 45 mins si van a tardar apenas media hora!? El caso es joder mi paz interior... La tortilla se queda en el lavamanos. Ven, que voy a disfrutar un ratito más de ti... Me da un pasaje con un jabón de bienestar o algo así... Me gusta que me haga masajes... Me encanta.

Salimos del baño con dirección a la habitación a ponernos una película y a cenar. ¡Uff, qué hambre! Nos ponemos una de hace algún tiempo que no habíamos visto ninguna y a disfrutarla a su lado. La película acaba y... ¡Uis, está llorando! ¡Pero qué sentimental me ha salido la niña, y lo que me gusta que sea así de sensible! Si es que me la comería a besos, ¡¡está preciosa!! Bueno... Es tarde, así que a dormir, que mañana será un buen despertar. Uis, Nasha ladra: ha llegado su madre. Va a despedirse. Me quedo en la cama pensando en que con cada despertar a su lado soy un poco más feliz. Y mañana tendría que ser un buen día como cada uno que paso con ella. Vuelve a la habitación.

- Em... Cariño... Tengo una mala noticia... Mañana viene mi hermano a comer.

¿¿¿¡¡¡Pero qué te he echo yo, dios mío, para que me trates así!!!???