Confesionario Digital

miércoles, 25 de abril de 2012

¡Coño! ¡Un gatito negro!

¡Miau!
Yo sabía que los gatos, por naturaleza, eran curiosos, pero nunca me había encontrado con ninguno en vivo y directo. ¿Alguna vez habéis visto a alguno asomar por una puerta entreabierta su cabecita? Yo diría que le cerraría la puerta en las narices... por cotilla, y por eso de que la curiosidad mató al gato, pero a veces, entran tan, tan despacio, que no te das cuenta hasta que los tienes metidos dentro de la cama ronroneando y dices... ¡¡Joder!! ¿¿¡¡De donde demonios ha salido este gato!!?? Pero ya estás perdida, ya lo tienes dentro de la cama. Resulta, que hace un tiempo, conocí a un gato de estos, un gato curioso, que vio la puerta entreabierta y se asomó para ver que es lo que había al otro lado, pero no le bastó con asomarse, así que, para ver un poquito más, metió una patita, luego la otra, estiró un poco el cuerpo, hizo lo mismo con las patas traseras, y con el rabo, que no iba a ser menos, y evidentemente, cuando me dí cuenta, lo tenía en medio de mi mundo, mirándome con una cara de no haber roto un plato en la vida y con una especie de sonrisa triunfadora que me trasmitía una frase, que casi, en vez de buena, era sacada de una peli de terror: ¡Estoy aquíííí!. Si me hubiesen dicho eso sin la fabulosa sonrisa que me propinó directa a mis ojos, hubiese salido corriendo en dirección contraria, gritando que ese gato quería arañarme la cara. Pero no pude, esa sonrisa "profident", con sus dientecitos afilados y perfectamente alineados, me hizo ver, que al igual, podría hacerme amiga de un gato, puesto que no voy a mentir, los gatos jamás me han gustado, pero no sé, este era diferente sin duda. El caso es que desde mi posición, miré al gatito, era negro, con un pelaje reluciente, con unos ojos oscuros pero luminosos a su vez, un cuerpo bien formado, en fin, que era guapo el amigo, así que... ¿Que podía hacer yo cuando ya se había colado en la habitación a curiosear? Pues nada, parar un momento mi mundo y ponerme a examinarlo más a fondo aún de su aspecto exterior. Me encontré con que era mimoso, muy mimoso, extrovertido, afable, y un sin fin de cosas... ¡¡y aún por encima era listo!!, si no... ¿Cómo se había colado tan hábilmente sin percatarme de ello? Creo que nunca lo sabré. El caso es que, poco a poco, lo he dejado acomodar en mi vida y como no, seguir curioseando, mientras acaricio su robusto y terso lomo, mimándolo, atendiéndole, calmándole, dándole paz y confianza, escuchándole todas y cada una de las veces, aún que piense que ando distraida y no le hago caso, enseñándole mi manera de ver el mundo, de vivir la vida. Lo mejor de todo esto, es que, toda acción, tiene una reacción, y lo mismo hace el conmigo... este gato me ha ganado, me ha ganado completamente, ha ganado mi corazón... Así que, cada noche que duerme a mi lado, lo miro y pienso:

¡¡Me gusta este gato!!, ¡¡¿¿me lo puedo quedar "por ahora"??!!.



2 comentarios:

Any_Porter dijo...

Miau... ^^

Mini dijo...

¡Gato malo! ¡¡¡Gato malo!!! Uy, o no era el gato... #Imconfused